16 de junio de 2009

"¿De quién es la culpa? - Mis notas desenfocadas "

No crean que el título de mi post tiene el propósito de hacerle una campaña publicitaria a un libro muy conocido, al contrario, ésta es una más de mis notas desenfocadas...

De vez en cuando llegan a mi mente palabras y pensamientos retorcidos y de cierto modo coherentes. Tal es el caso de la miseria de los pueblos con verdadero futuro, que son capaces de sumergirse en el abandono y el desdén, olvidando sus luchas, sus entregas y batallas, algunas perdidas, otras ganadas, sus deseos de crecimiento y superación.

¿Y de quien es la culpa…? ¿De los políticos? ¿Los de izquierda, los de derecha? ¿De sus líderes, de sus oponentes tal vez?

¿A quién podemos echarle en cara que hemos dejado de avanzar y que ya ni sabemos cuál es la meta, que nuestro porvenir está sujeto, atado de pies y cabezas, que hemos perdido la cordura y que cada día cuesta más y más levantarnos para edificar el pueblo, el país que queremos, el universo que creemos nos merecemos… ¿A quién?
¿Al gobierno? ¿A los intelectuales? ¿A los medios? ¿A los estudiantes? ¿A la Iglesia tal vez? ¿A los sindicatos, al narcotráfico? ¿A la guerrilla, a los militares?

¿Quién es el causante de tanta fiesta desmesurada y de tanta miseria regada?

Señores aquí no hay más causantes de destrucción y fabricantes de miseria como nosotros. Por en algunas ocasiones, seguir al menos indicado, por dejarnos convencer, por no respetar las reglas y por muchas veces cuando fue necesario no tomar las riendas y tener coraje para violarlas. Por la enajenación ideológica que ha impedido desde siempre ver la realidad y muchas veces en medio de nuestro “intelecto”, nos dejamos meter gato por liebre cuando se analizan los fenómenos políticos y económicos. Por los políticos, vendedores de milagros. Por la funesta manía de pensar. Por la aristocracia sindical.

Y entonces, ¿quién es el culpable? ¿Quién más puede ser?

El conjunto de nuestras diferentes facetas. El ser humano como tal, independientemente del rol que desempeñe, de la visión que posea, pues con nuestra ideología “liberal”, hemos acrecentado la diferencia entre ricos y pobres por anteponer el capital al trabajo, lo económico a lo social.
Grupos minoritarios asociados ajenos a la inclusión, a veces con intereses foráneos se han aprovechado de estas ya viejas formas de “oportunidades”, para medrar en su provecho y a expensas de los intereses de los sectores populares mayoritarios.
Entonces sólo debemos recibir lo que muchas veces a ciegas, nosotros mismos hemos dado pie a que suceda.

Yo al igual que muchos aquí, soy causante de tanta miseria.

Ahora bien, acaso importan los culpables? Somos todos y aún así también podemos ser todos unificados los que demos un paso adelante en pro del beneficio colectivo, dejando a un lado los intereses individuales.
Me cansé de ver ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres.
Mientras sueño con un mundo distinto, repleto de equidad, de inclusión, voy colocando la primera roca de construcción para hacerlo real.

Esta realidad exige de conversión personal y cambios profundos de las estructuras que respondan a las legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia social; cambios que o no se han dado del todo o han sido lentos, pero que ahora es tiempo, es el momento de despertar. Cambiemos el paradigma.
Yo voy con todo, de frente con la construcción no sólo de un país mejor, sino de un universo integral, constituido desde sus cimientos para el avance impregnado en autentico humanismo y no en el materialismo de siempre producido a nivel internacional.

¿Y tú, te animas?