12 de diciembre de 2008

"Idealistas y soñadores"



En estos tiempos donde parece que hemos perdido los anhelos y la esperanza, creo que es tiempo de hablar de los ideales y los sueños.

No creas que tener un ideal y ser idealista es ser loco como Don Quijote. No creas que los idealistas son los soñadores que toman los molinos de viento por gigantes y hablan de ínsulas, Vestiglos y Endriagos.

No. Tener ideales, como decía Alber Casal Castel, no es poblar de ilusiones la cabeza. Tener un ideal consiste en descubrir una realidad posible en nuestros sueños y luego lanzarse a convertir ese sueño en realidad.

Los que viven de sueños y quimeras son utópicos. Son el polo opuesto de los materialistas que viven atados a la tierra y cuya preocupación consiste mayormente en comer, beber, andar por inercia y morir.

La santa locura de Don Quijote no estaba en lo absurdo de sus ideas sino en que se sacrificó por ellas. La santa locura de Domingo Faustino Sarmiento no estaba en que soñó la grandeza de su patria argentina cuando ésta se encontraba en el abismo de la barbarie de la tiranía, sino en que forjó aquella grandeza. Soñó y realizó.

Por su parte, el Gran Simón Bolívar, Libertador de Libertadores, se dedicó a convertir en realidad sus sueños de iluminar las tinieblas del horror con la luz de la civilización y la educación. En esto consiste un ideal.

El ideal no se separa de la realidad. Más bien, el que tiene un ideal es el que vislumbra una mejor o perfeccionamiento de la realidad. El ideal es un sueño susceptible de convertirse en realidad.

Por eso el ideal no es absurdo, tiene lógica. Es algo que todavía no es, pero puede llegar a ser.

En el abismo de tinieblas en que se encontraba Hellen Keller, vio la posibilidad de salir de su prisión, tuvo el sueño de su liberación; era un sueño posible. Se lanzó con todas sus fuerzas a convertir ese sueño en realidad. Fue la primera persona afectada de triple invalidez (ciega, sorda, muda) en toda la historia, que ingresó a la universidad y se graduó con honores.

El idealista es quien sueña y ambiciona; la persona de éxito es aquella que convierte sus sueños y ambiciones en realidad. Por lo mismo, sólo un idealista puede ser un hombre de éxito.

Por eso se dice que los ideales son guiños del más allá. Braun sintió que el espacio le hacía guiños y diseñó una de las primeras naves espaciales, el Saturno V. Kepler sintió que los astros le sonreían y dedicó toda su vida a estudiarlos. Descubrió las tres leyes relativas al movimiento de los astros que llevan su nombre.

Pero parece que no hay muchos idealistas, que los malos tiempos nos acobardan. Parece que los problemas nos agobian, que estamos tan ocupados arreglando los desórdenes del presente que ya no vemos las deseos del porvenir.

No nos dejemos llevar por las apariencias.

Todavía hay, y creo que son muchas, las personas idealistas. No todos los inventos se han patentado, no todos los libros se han escritos; no todas las obras de arte se han creado, todavía hay sitio en la cumbre.

Ahora más que nunca, hace falta gente idealista, soñadora.

Los antiguos lemas de los grandes maestros todavía están vigentes:

"En la cumbre aún hay mucho lugar para los hombres esforzados".

"Los mejores puestos, aún están vacantes"...


Yo sueño y tengo cientos de ideales, ¿quién dice que no puedo hacerlos reales?


¿Y tú, luchas por lo que quieres o simplemente te tiendes a dormir en el pasto?