Siempre me ha llamado la
atención ese constante e incesante dilema entre calidad y cantidad. Es común
encontrar defensores de la calidad, que no dudan en afirmar que “más es mejor”.
Otros prefieren lo breve pero con verdadero sentido de genialidad. Dicen que
“lo bueno, mejor si poco”.
Cuando se trata de escribir,
lo verdaderamente importante es saber utilizar las palabras exactas para
expresar una idea. La mayoría prefiere textos puntuales pero enriquecidos de
contenido relevante.
Quien se dedique a la
escritura o a cualquier oficio que requiera práctica y constancia, sabrá que no
siempre menos es más. De eso se trata esta entrada. Hay que desmontar la idea
de que a la hora de escribir, la calidad no tiene nada que ver con la cantidad.
¿Menos
es más?
De lo bueno puedes obtener
siempre lo mejor, pero para ello se necesita constancia. Debes trabajar, pulir
esa parte buena para convertirla en algo grandioso. ¿Cómo lo logras si no es practicando?
Seguramente tu profesión al
igual que la mía, implica mantenerte inmerso en un mar de letras. Tal vez debas
escribir mucho, incluso cuando no estés de ánimo o no se te ocurra
absolutamente nada.
Recuerda que para ser escritor y periodista, no basta con saber escribir, se necesita mucho más.
Hay días de bloqueo total, de
fatiga o de tachaduras sin parar porque no apruebas nada de lo que has escrito,
no te convencen las ideas que se te ocurren o te enfocas en la perfección,
olvidando que para llegar a ella o al menos estar más cerca, necesitas
practicar mucho, escribir hasta el cansancio, crear nuevas historias, salir de
la zona de comodidad y abordar temas que no manejes del todo bien o te resulten
complicados.
Escribir
mucho es la clave para escribir mejor
Paul Auster dijo una vez:
“Escribir es una actividad que parezco necesitar para sobrevivir. Me siento muy
mal cuando no lo hago. No es que escribir me produzca un gran placer, pero es
mucho peor cuando no lo hago”.
Los grandes escritores no
siempre escribieron grandes libros. Muchos tuvieron la fortuna de conseguir una
joya literaria en su primer intento, pero la mayoría necesitó pasar por un
largo proceso creativo de práctica constante hasta llegar a su obra maestra.
Algunos, luego de tantas letras, aún van en busca de su mejor texto. La
práctica hace al maestro.
Y
la comodidad es una técnica fantástica para escribir mejor. Aprovéchate de
ella.
El famoso golfista Gary
Player, decía que cuando más practicaba, más suerte tenía.
Escribir todos los días aunque
sólo sea por simple ocio, te aportará grandes resultados.
Seguramente tienes muchos
hábitos, pero escribir unas cuantas cuartillas al día, te vendría muy bien, incluso
si prefieres los números. No olvides que la creatividad no tiene hora, ni fecha en el calendario.
Si la cantidad no es sinónimo
de calidad, se le ha de parecer, o al menos asegura una mejora con la práctica.
Intenta escribir más, y
comprobarás que cada vez lo harás mejor.
¿Cuáles son tu métodos para escribir mejor cada día? ¿Crees que la cantidad sí hace la calidad? Cuéntame más en el apartado de comentarios.